Julio Galán
Señoras y señores, todos tenemos a ese artista o idolo que nos motiva, con el cual nos identificamos en mas de un sentido, en mi caso es Julio Galán, el niño mas travieso y enigmático de la pintura mexicana, haciendo alarde de su peculiar juego entre lo ficticio, las vivencias, la culpa y el placer, este niño pintor se divertía escondiendose y observandonos bajo sus disfraces, sus anillos, el delineador, las plumas y su pintura, recuerdo mucho una frase que dijo alguna vez, respecto a sus cuadros, "eso que vez, es justo lo que no es".
Julio Galán nació en Muzquiz un pueblito minero al norte de Coahuila, existen muchas leyendas en torno a el y su infancia,; que si era muy tímido, que si visitaba galerías durante tardes enteras mientras su chofer lo esperaba en el coche, que si estudio pintura, a decir verdad es algo que ni el mismo galán quiso desmentir nunca, se sabe lo que se supone y siempre dijo justo lo necesario, ni mas ni menos, siempre había que dejar algo a la imaginación. Lo realmente importante en Julio Galán es el juego de placer, melancolía, dolor, inocencia y perversión que se realiza en lo ancho de sus cuadros, en los inicios de Julio, bien se puede describir este recreo con el oso fetiche que acostumbraba pintar en sus cuadros.
Como bien ya sabemos o imaginamos, Galán era homosexual, pero esto no lo convertía en un pintor de temas homoeroticos o protestantes como se piensa o se supone a primera vista, habría que recordar la frase que cite de Galán, los cuadros de julio expresan mas que una relación de hombres, representa la sexualidad que brota a borbollones a través de cualquier doble moral o intento de buen gusto, la lucha constante entre lo que se es y lo que se debería ser. El niño que se disfraza de adulto.
Durante los años noventa cuando fuere el Bum de Julio Galán se le comparo con Frida Kahlo e inclusive se le catalogo como un neo mexicanismo, pero la verdad es que la única relación con Frida se encuentra en sus cuadros autobiográficos, sin embargo los cuadros de julio no representan su día a día, no son la crónica de su derrumbe, sino una especie de exorcismo, el mounstro de la infancia que se asoma por la rendija del ropero, apenas la punta del iceberg, eso es la pintura de Julio Galán.