Juan Soriano
Un hombre que no creía en la pintura biográfica, decía que su pintura jamas pretendió ser un reflejo intencional de lo que sentía pero que inevitablemente llegaba a ocurrir, con el pasar de los años, dando una mirada a lo que fueron sus primeros cuadros se daba cuenta que en cierto modo quedo algo de el, de su entorno y del momento en su obra; pero aclara que jamas fue si intención, Juan Soriano, desde Guadalajara, donde paso la mayor parte de su infancia, donde aprendió a pintar a leer y a inmiscuirse en la pintura, no precisamente en la mexicana sino en los antiguos maestros florentinos. En su adolescencia se dirige a México para dedicarse a la pintura y es aquí donde se enamora de nuestra ciudad, de sus vicios, sus penas y su gente.
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Retrato de Lola Alvarez Bravo 1945 |
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Retrato de Lupe Marín 1945 |
Soriano vivió en México sus borracheras y su formación como persona y como pintor en medio de la segunda guerra mundial y el dilema comunista; a pesar de no ser algo que viviera en carne propia o de una forma cercana, si notaba y reconocía que México se invadía de refugiados y estos a su vez contagiaban un aire de preocupación, de nostalgia y de tristeza. Soriano refiere que en esa evoco, a pesar de no reflejarlo en su animo, muy en el fondo sentía que estaba perdiendo el tiempo, sabia que tenia que hacer algo, pero no sabia que exactamente, sus placeres, no mataban la angustia que lo invadía por dentro, observaba a sus amigos y su entorno y nadie parecía hacer nada. Con el tiempo entendió que aquello que tenia por hacer en ese momento era dejar pasar el tiempo y esperar a que las cosas y el universo se acomodara, el tenia que pintar.